La realidad es la falta total de estos recursos, desconocimiento muy importante entre los profesionales de los servicios de salud, educación y atención social, de dolor, angustia y desinformación de las familias que no encuentran quien les oriente y les acompañe ante el reto de convivir con una persona con autismo, así como la falta de profesionales especializados que conozcan metodologías de intervención que han demostrado su eficacia.
Por esta razón existimos, solo deseamos lo que cualquier familia puede desear, un futuro digno para nuestros hijos y hijas.
La experiencia nos demuestra que las personas con autismo pueden convivir con nosotros, participar y aportar a la comunidad, si disponen de recursos apropiados.
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